En las orillas del río Cravo Sur, donde el agua murmura historias antiguas y los árboles aún guardan la memoria de un Yopal verde, aparece una figura que no teme ensuciarse las manos por la vida. No lleva una armadura brillante ni poderes sobrenaturales, pero su fuerza está en la convicción. Se llama Cravo Man, el superhéroe del río.

Su nombre real es Jonathan Ramos, ingeniero ambiental, educador y activista nacido en Yopal. Desde joven comprendió que los verdaderos héroes no se esconden en las sombras, sino que caminan bajo el sol, con botas llenas de barro y una capa que huele a viento y esperanza.

Cravo Man patrulla el cauce del Cravo Sur, un río que da vida a la ciudad y a su gente, pero que también carga el peso de la contaminación, la indiferencia y el descuido. Tiene la misión clara de proteger el río y los ecosistemas ribereños, rescatar la memoria del agua y enseñar a otros que cuidar la naturaleza no es un deber, sino un acto de amor y rebeldía.

Con su voz firme y su ejemplo constante, ha inspirado a niños, campesinos y voluntarios a unirse a la causa. Lidera jornadas de limpieza, restauración de orillas y siembra de árboles nativos. En cada actividad, recuerda que el agua no solo fluye por los ríos, también por nuestras decisiones.

Cravo Man no busca fama ni reconocimiento. Su poder es la constancia, su enemigo la indiferencia, y su lema, simple pero poderoso: “Mientras el río respire, yo seguiré luchando.”

Entre el rumor del agua y el eco de su voz, Cravo Man demuestra que los superhéroes del planeta no nacen de la ficción, sino del compromiso de quienes deciden defender la vida, una gota a la vez.

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